El rumbo

Ha pasado mucho tiempo...


Este año estuve en varios lugares.
Aún recuerdo cuando llegué a Puebla; en ese momento aún no creía en mi misma y sin embargo me fui de ahí siendo una mujer más fuerte.


No te imaginas el tiempo que pasé esperando vivir un momento de satisfacción para sentir esta fortaleza; tuve que dejarme caer  en esa ciudad para entender que cultivarme y apostar por mí es una elección que tengo que hacer todos los días. 
No hay gloria que dure, solo hay elecciones, y nuestra fuerza o debilidad es el resultado de ellas. Tomando malas decisiones dejé de confiar en mi y en mis proyectos personales, en lo que valía cada una de mis ideas y motivaciones. Quería volver a escribir y grabar pero siempre encontraba la manera de sabotearme, porque creía que mi persona tenía que valer, tenía que ser cuantificable, comparable a otros y superior a todo lo que soy, para merecer ser escuchada.
Estaba decepcionada de mí pero me ayudó mucho  aventarme a hacer las cosas sin hacer caso al miedo. ¿Qué podía temer si sentía que ya había hecho mal todo lo que podía?  
Mi más grande  error  fue aferrarme a querer construir una vida donde no era y con quien no podía. Suena simple pero han tenido que pasar años para aprender que todo lo que yo pensaba que era para mí, no me iba a hacer feliz. 
La vida no sólo nos ofrece experiencias, que ya sabremos nosotros como aprovechar, sino que, uno también tiene una experiencia que ofrecerle a la vida; es recibir y hacer algo bueno con todo lo que se nos da, todo el tiempo y sin perder el ritmo, con disciplina. 
Ahora entiendo que mientras estuve ensimismada en lo que me afectaba no poder construir lo que tanto había idealizado, no hice nada tampoco con aquello que se me ofreció o que hasta se me regaló.
Tuve depresión del 2014 al 2020, y no sé decir con exactitud qué tanto de eso sigo cargando pero sé que cada vez es menos, que tuve la oportunidad de crecer internamente y que todos los procesos han sido positivos. Hubo momentos en los que pensé que jamás podría des hacerme de la depresión, que era más fácil aprender a vivir con ella para des hacernos juntas algún día (claramente estaba mal). 
Aún hay mucho dolor en el que sigo trabajando, pero me tomo mis dolores como si fueran piedras amontonadas en un rincón de mi interior, y que cuando me siento con la energía suficiente, tomo para esculpir cosas nuevas, especialmente amuletos útiles para decorar mi espacio interior. Así he ido transformando cada angustia, poco a poco, pulo con cuidado, a detalle y hasta que quedo satisfecha; trato de transformar el dolor en cosas nuevas que quizá solo yo pueda saber qué significado tienen.
No he vuelto a sentir miedo desde el 2019, en realidad no le tengo miedo a la incertidumbre a pesar de no poder verle un rumbo claro a mi vida en este momento.
Cuando estaba en Guadalajara no sabía porqué quería seguir viva. Del año pasado para acá aprendí porqué pero ahora no se para qué.
Mi lógica me dice que "el porqué" y "el para qué" tienen que ir de la mano. 
"El porqué" lo he definido así: en primer lugar aún tengo muchas cosas que aprender y que compartir con las personas a las que amo. En segundo lugar, sé que para irme tengo que pasar el examen, aprobar las materias, ganarme el título, y no solo lo digo literalmente; soy joven, la vida aún tiene pruebas y retos para que yo me construya. No me quiero ir sin haberme sentido satisfecha conmigo misma, sin haber desarrollado todo mi potencial.
Cada día sigo encontrando áreas para trabajar en mi carácter, mi personalidad, mi apariencia y mis labores, y quiero seguir mejorando todo lo que me sea posible para ampliar mis horizontes, en todos los sentidos, hasta que aquello en lo que yo pueda convertirme sea útil para quienes vienen después de mí.
Quiero que sepas que estas cartas reflejan toda mi intimidad; solo quiero contarte si estoy bien, y que para ser honesta a veces me siento sola. Que  vengas a leer me hace sentir que las cosas que me pasan pueden servirle a alguien. No estoy de acuerdo con que "no se puede aprender en cabeza ajena" porque llevo toda la vida aprendiendo así, evitando tropiezos y eligiendo mis propios problemas.   Quiero dejar de pensar que no tengo sentido, porque sigo aquí. Soy una nómada y me aparto y me pierdo, pero sigo aquí y tiene que haber una buena razón para este viaje más allá de mis ambiciones personales, que se me están agotando. Y si así, compartiendo mi vida puedo sentir que estoy enriqueciendo el mundo de alguien, o si puedo conectar con personas que se han sentido igual que yo, voy a disfrutar mucho  seguir escribiendo.
Con el tiempo esto  se ha vuelto una búsqueda de respuestas sobre mí, sobre mi origen y sobre lo que vine a hacer, y este ejercicio tiene que sumar también para otros. Cuando siento que algo no suma, no lo hago, y no siempre me siento bien para compartir todo lo que vivo.  Pero esta vez  escribo    por dignidad, por intuición; creo que hacerlo así es una manera de mostrarle respeto a todo esto que soy y a lo que he vivido. Simplemente no me quiero quedar con las ganas de expresar mi profunda y honesta oscuridad.

Ágatha Affair

Comentarios

Entradas populares de este blog

Colores de Luto Ajeno

.::La Verdad No Es Ninguna, Nadie Convence..