#LPerdida

Yo creo en la magia, pero te aseguro que ningún método, ningún algoritmo, ningún oráculo, ni tus amigos, ni tu sabia madre pueden saber exactamente a qué cosas te enfrentarás mañana. Puedes intuir tu destino, pero no dominarlo. Intuyes a través de tus deseos, pero la vida te hará cambiar, y el rumbo es incierto porque vivimos tratando de determinar el camino correcto. Definitivamente nada es ideal, solo tú sabes lo que te puede hacer feliz y que es lo que te da miedo, tu eres la única balanza que puede determinar qué cosas valen la pena, qué cosas no conviene cargar, y cuál es el peso real de tus decisiones. A mí me pasó muchas veces, yo no sé lo que es tener una vida estable, lo que es vivir en la misma casa por muchos años, lo que es conservar de cerca a una amistad desde la infancia. La vida parecía tratarse de algo cuando era niña, trabajé cada día de mi adolescencia por "ser alguien" antes de cumplir los 18 años, para "asegurar mi futuro"; y aprendí muc

¿Mi generación no sabe pedir perdón?  Nunca había tenido un problema de apego, me gusta ser libre y mantener con discreción mis planes y pensamientos, pero hace unos años me enfrasqué en una relación que hasta la fecha, no sé como terminar, solo porque no sé qué hacer después de lograrlo. Ahora veo que llevaba tiempo incluyendo en todos mis planes a una persona que nunca me incluirá a mí en los suyos. Estoy adolorida, triste, cansada y siento que no tengo el derecho de ser egoísta con él. Tal vez soy muy mala, me da miedo hacer daño y luego sentirme culpable. Mi pareja no siente que lo que hace sea egoísta, pero siempre detecta cuando parece que yo lo estoy siendo. Llegamos al punto en que yo lo estoy apoyando en su trabajo, no porque me encante hacerlo sino, para que sienta que me importa, para mantener la ilusión de que juntos lograremos grandes cosas, aunque no sea cierto, pues yo no estoy haciendo más en mi vida. Me siento insatisfecha con mi relación pero no cambio nada p

Hoy desperté creyendo que seguía siendo Miércoles, y ayer, fue lo mismo; sigo sintiendo que mi forma de verlo no mejora, no cambia nada. Le sigo dando mayor peso al orgullo, a las promesas y a las segundas intenciones, en lugar de sólo agradecer que estamos juntos. ¡Qué pena! En serio, me avergüenza sentir envidia de sus circunstancias, pero sobre todo creerme merecedora de lo que no me pasa a mí, como si él no lo valiera. Y no sé como hacer para volver a verlo con amor, para que no me cueste escucharlo, ser atenta, esperar a que llegue, pasarle la sal... Todo me está pesado, los errores del pasado me están absorbiendo y soy incapaz de ver que ha cambiado, que esto ha mejorado, que se merece cada cosa increíble y buena que le está sucediendo. No quiero el mal para nadie, ni que deje de hacer las cosas, ni que se vaya, pero ahora todo se trata de competir... siempre se trató de competir, solo que no estábamos solos. No sé si podamos construir una vida juntos a éste paso, bajo

“Aprender de uno mismo requiere humildad. Si empieza diciendo: “Me conozco”, ha dejado de aprender de sí mismo. O si dice: “No hay mucho más que pueda aprender de mí mismo porque ya sé lo que soy: un cúmulo de memorias, ideas, experiencias, tradición, una entidad condicionada con innumerables reacciones contradictorias, también ha dejado de aprender de sí mismo. Aprender de uno mismo requiere humildad, requiere nunca asumir que conoce algo, se trata de aprender de uno mismo desde el principio y nunca acumular. En el momento en que acumula conocimiento de sí mismo a través de su descubrimiento, eso se convierte en una plataforma desde la cual empieza a examinarse, a aprender y, por tanto, lo que aprende lo añade a lo que ya conoce. La humildad es un estado de la mente que nunca adquiere, que nunca dice “ya sé”. - J. Krishnamurti,  Charlas y diálogos en Saanen , 1967.